La Niña Ciega...
Qué ciego es el mundo, madre, Que ciegos los hombres son, Piensan, madre, que no existe Más luz que la luz del sol. Madre, al cruzar los paseos Cuando por las calles voy, Oigo que hombres y mujeres De mí tienen compasión. Que juntándose uno a otro Hablan bajando la voz Y que dicen: ¡Pobre ciega!, Que no ve la luz del sol... Mas yo, no soy ciega, madre; No soy ciega, madre, no; Hay en mí UNA LUZ DIVINA Que brilla en mi corazón. El SOL que a mí me ilumina Es de eterno resplandor; Mis ojos, madre, son ciegos... Pero mi espíritu...no. Cristo es mi Luz, es el día Cuyo brillante arrebol No se apaga de la noche En el sombrío crespón. Tal vez por eso no hiere El mundo mi corazón Cuando dicen: ¡Pobre ciega!, Que no ve la luz del sol.
Hay muchos que ven el cielo Y el transparente color De las nubes, de los mares La perpetua agitación. Mas cuyos ojos no alcanzan A descubrir al SEÑOR Que tiene a leyes eternas Sujeta la Creación...No veo lo que ellos ven, Ni ellos lo que veo yo; Ellos ven la luz del mundo Yo veo la LUZ DE DIOS. Y siempre que ellos murmuran: ¡Pobre ciega! (digo yo) ¡Pobres ciegos!, ¡que no ven Más luz que la luz del sol!...
La Mujer Perfecta... Quieres por fin saber Cuál es el tipo acabado...
El modelo y el dechado De la perfecta mujer.
La que sabe conservar su honor puro y recogido la que es honra del marido Y alegría del hogar.
La noble mujer cristiana De alma fuerte y generosa a quien da su fe piadosa fortaleza soberana.
La de sus hijos fiel prenda Y amorosa educadora la sabia administradora de su casa y de su hacienda.
La que adelante marchando lleva la cruz más pesada, y camina resignada dando ejemplo y valor dando. La que sabe padecer la que a todos sabe amar, y sabe a todos llevar por la senda del deber...
La que el hogar santifica, la que a Dios en él invoca, la que todo cuando toca lo ennoblece y dignifica.
La que mártir debe ser y fe a todos debe dar, y les enseña a orar y les enseña a creer.
La que de esa fe a la luz y al impulso de su ejemplo, erige en su casa un templo al trabajo y la virtud. La que eso de Dios consiga es la perfecta mujer.
Y así tienes tú que ser para que Dios te bendiga.
Poemas Cristianos Por Miguel Angel.
Poemas Cristianos de miguel angel
Esa luz, que del cielo se desprende,
que esplendente ilumina tu sendero,
con sacra claridad, el alma enciende,
mitigando el dolor, falaz y artero.
Es la luz del amor y la esperanza,
es el anuncio al brote de la vida,
es la mano de Dios que nos alcanza,
en el postrer adiós de despedida.
Es la ternura misma, la alegría,
que alivia del rencor que el pecho abriga,
que calma la amargura en la agonía
y en su esplendor, las penas te mitiga.
Es aquella, que alumbra a tu pasado,
tu presente y también a tu futuro;
es el amor que siempre ha prodigado,
el candor en el alma, excelso y puro.
Ese esplendor que a mí me ha iluminado,
que en todo manifiesta su presencia,
por la mano de Dios fue designado,
factor fundamental de la existencia.
Déjate llevar por las manos de Dios y nunca
perderás la esperanza, ni el rumbo de tu vida.
No hay maestro ni guía como Él.
La ESPERANZA, es una promesa de Dios.
Esa luz, que del cielo se desprende,
que esplendente ilumina tu sendero,
con sacra claridad, el alma enciende,
mitigando el dolor, falaz y artero.
Es la luz del amor y la esperanza,
es el anuncio al brote de la vida,
es la mano de Dios que nos alcanza,
en el postrer adiós de despedida.
Es la ternura misma, la alegría,
que alivia del rencor que el pecho abriga,
que calma la amargura en la agonía
y en su esplendor, las penas te mitiga.
Es aquella, que alumbra a tu pasado,
tu presente y también a tu futuro;
es el amor que siempre ha prodigado,
el candor en el alma, excelso y puro.
Ese esplendor que a mí me ha iluminado,
que en todo manifiesta su presencia,
por la mano de Dios fue designado,
factor fundamental de la existencia.
Déjate llevar por las manos de Dios y nunca
perderás la esperanza, ni el rumbo de tu vida.
No hay maestro ni guía como Él.
La ESPERANZA, es una promesa de Dios.
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