No soy quien para afirmar la verdad, la que Dios quiere que sepamos, pero Dios, en su gran amor, nos da pistas que en cierto momento nos harán chocar con lo que tanto buscamos: la verdad que le es agradable.
En mi búsqueda, he considerado las condiciones a las que son sometidas las personas cuando llegan al mundo, y lo que más les conviene hacer. Creo que podré intuir sobre lo que Dios ha querido siempre, sobre lo que quiere que hagamos.Mi pensamiento radica principalmente en aspectos no muy elevados, de hecho, son los más comunes pero creo que justificados. Veamos.
Dios ha dado por medio de sus profetas gran cantidad de mensajes, a miedo de que uno de ellos se haya equivocado, apliquemos la gran prueba que nos dio el maestro Jesús, el dijo: -“por sus frutos les conoceréis”.
Creo que tal frase es aplicable tanto a seres como a hechos, así que, ¿qué es lo que da frutos agradables a Dios?, haber, siendo nosotros hijos de Dios, somos semejantes a Él, pero debemos aceptarnos primero como sus hijos para poder ser semejantes; Jesús también dijo: -“bueno es solo Dios”.
Así que por regla general (aunque para mi es muy particular) un padre quiere lo mejor para su hijo, y como Dios Padre es lo mejor, quiere que seamos como el, y ¿cómo somos como Dios? Siendo buenos, también se dice que Dios es amor, entonces siendo amor, también se dice que Dios es Vida, entonces siendo vida seremos como Dios y seremos agradables a el Padre.
Para ser bueno he pensado que podemos sintetizar en dos funciones que quizá algunos sabios ya estén intuyendo, son: amar a Dios sobre todas las cosas, y amar al prójimo como sí mismo.
Cuando se ama a Dios, se ama a un padre, y cuando se ama a un padre, más cuando es bueno, se hace lo que el quiere que hagamos, y con todo lo que el representa, sabemos que el quiere que seamos como el, llenos de perfección, y así entran las virtudes ya mencionadas. Respecto al otro principio, veamos que en la praxis todo sería perfecto si tratásemos al hermano como quisiéramos ser tratados.
Cuantos de nosotros no se han visto en situaciones reprochables en las que uno dice: -“Huy! No me explico como puede obrar así!”, pero veamos que esto tiene dos causas, o una de dos: La primera es el desconocimiento de Dios, y la segunda es un motivo de venganza por haber sido tratado así, polarizando erróneamente los dos principios que hacen a un ser agradable al Padre.
Quien haya despertado un poco de conciencia sabrá, de antemano, que no se han de cuestionar en esas causas que llevan a actuar erróneamente, ¡no tiene caso!, lo que si tiene caso es mostrarle la verdad, y es muy simple, porque opera en su maquinaria de acciones a posteriori, veamos.
Es una mente cerrada, que odia el mundo por X acción, cuando relacionamos con este ser sabemos cuales son sus puntos más críticos, y una persona podría decirle: -“hombre, no deberías actuar así, mira que tu esposa... bla, bla bla...”, pero este ser fue afectado por un hecho con cierta propiedad: Fue una experiencia.
Como ella le mortificó entonces no hay de otra que omitir la enseñanza apriorística, y entra en la praxis, como aplicando la divina regla, mostrándole un actuar amable y amoroso, y mostrando como algo natural, sin esfuerzos. Unos pueden decir: -“pero, como! Es tan intransigente!” pues simple, verás, se puede actuar con naturalidad porque es nuestra naturaleza ser buenos, ¿recuerdas?, y además porque aunque al principio parezca imposible, los mortales son débiles ante situaciones superiores, y si uno se acerca, habiéndose acercado anteriormente a Dios, entonces serás superior y termina por ceder.
No se tome ese superior como el típico déspota, tómese con un buen hermano que, por decirlo de algún modo, ya sabe donde es la parada del autobús.
Ahora, estos actos son completamente agradables al padre, y algunos pueden pensar que con el pasar del tiempo, y la preocupación por los demás, se olvida en si de uno mismo, pero ¡es todo lo contrario!, mira, cuando te acercaste a aquel ser testarudo, tuviste que acercaste primero a Dios, ¿recuerdas que lo dije?, porque sino no serías superior.
En realidad el acercamiento a Dios es grande y no cualquiera lo logra, debe dejar muchas cosas por el camino, el rencor, la avaricia, la mentira, la envidia, el temor, y otras que mientras se evoluciona se va dando cuanta de ello.
Algunos de mis amigos me dirían: -“Pero es que si Dios creo esto y aquello (objeto o acción), entonces ha de ser utilizado”.
Pues bien, en realidad creo que Dios, en su infinito amor nos quiere ver superar pruebas y confío en que estás pruebas están en manos divinas, por eso creo que se han de desechar aptitudes que en cierto momento fueron parte de nuestra vida.
¿Cuáles?, es muy particular a cada escuela, cada humano es una escuela y es ahí donde se mira que es ya obsoleto, cuando se hace esta tarea se agrada el padre, porque se busca la verdad y, si se esta en buen camino, Dios no dará cabida a un error en esta gran selección de lo que ahora es irreal.
Veamos, por ejemplo que un estudiante aprende conceptos, que le forman algo llamado modelo, y este aplica en determinado momento. Luego, habiendo encontrado nuevos conceptos que puede relacionar, el modelo se renueva y este es ahora mejor, con menos “preguntas sin respuesta”.
Es bien sabido que como es en el cielo, es en la tierra; o ¿qué sería de nosotros si intentásemos encontrar la verdad en la tierra, cuando en el reino del padre es otra diferente? Por tanto y tal raciocinio debe aplicar allí, y es por esto que dejar espacio a la mejora de una idea, y el hecho de ser cambiantes racionalmente es otro hecho más que le agrada al padre.
Ahora bien, estas son las pautas básicas, todo hecho de bien, todo hecho en busca de la perfección estará incluido en lo ya escrito, pero veamos ahora el caso con un mayor rango de acción, los que “superan la visión de Dios”, según muchos, y se trata de la vida en sociedad.
Primero, es de aclarar que Dios es principio, y por tal sus leyes aplican enteramente en cualquier lugar o ser, y lo mencionado aplicará aquí también.
Pues bien, empecemos, la sociedad esta llena de injusticias, con las que chocamos día tras día, si observamos el lugar de origen de ellas, veremos que todas inician en las malas acciones de alguien que tuvo más “poder” en cierto momento histórico, y de donde derivan millares de malas acciones, porque el ejemplo de un mal ser que no supo que hacer con su poder, ha sido imitado desde antaño.
Ellos en realidad no controlan el poder, el poder les controla a ellos, y se dejan llevar por todas las “posibilidades” que tienen de hacer algo, pero, cegados por la envidia, el odio, la inconciencia, y el desamor a que cedieron en tentación, ahora no son mas que entes acostumbrados y satisfechos por hacer el mal.
De estos seres me atrevo a decir que fueron puestos en tales lugares con miras a tentar esos bajos deseos, las ansias de poder y más poder, pero pocos han dado buena rienda de esta condición, ha de ser una de las más grandes pruebas, me alegro por quienes la superan, pues en esa vida habrán recorrido buen trecho de su evolución. Jesús dijo: -“Bienaventurados los de limpios de corazón: porque ellos verán a Dios” un ser que se resista a tal tentación de poder ha de ser un hombre sensato y limpio, sin duda alguna merece ver a Dios en su camino.
Pero, cuando el ser que fue tentado no limpió su corazón, empieza el erróneo dinamismo social, y vienen las consecuencias de sus malas obras.
En el desconocimiento de Dios, los hombres suelen reaccionar, como ya se dijo, de manera igual que como fueron ofendidos, esto ocurre en sí porque el odio les ciega tanto que es lo único que son capaces de ver.
Y la reacción análoga no se hace esperar, es cuando salen los llamados revolucionarios, que esperan hacer del mundo algo mejor, pero en sus acciones iniciales demuestran que están tan llenos de odio como el llamado enemigo; actúan bajo armas, con odio y sin perdón.
Y lo que inicia mal, malamente termina, los pilares son lo más importante de una estructura.
Por otro lado el Maestro Jesús también nos habla de esto: -“...Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos: que hace que su sol salga sobre malos y buenos, y llueva sobre justos e injustos”.
O sea, jamás una obra de rebeldía social será agradable al Padre, pues ella nos hace indignos para llamarnos hijos de Dios, y uno es hijo digno de un padre cuando su sangre impera por lo que es su padre, que en este caso el puro bien, y la pura verdad.
Un acto de rebeldía social es además una competencia sin fin, pues ninguno se ha sobrepuesto al otro, ambos están en el estado humano, y, como ya se dijo anteriormente, solo el carácter divino hace la victoria.
En este punto de la riña nadie muestra superioridad, nadie gana, y sus preceptos son cada vez más mundanos y materialistas, por tanto, la lucha entre el hombre injusto y el hombre rebelde (y la acción particular de cada uno), es causa de desdicha para Dios y para los hijos que ya han despertado conciencia.
Pocos casos se han visto de una superposición por medio de Dios, pero hay uno, uno magnánimo, Gandhi.
Este hombre siempre puso a Dios en sus preceptos políticos y jamás levantó un puño en contra de los ingleses injustos, pero si contra sus acciones, y Gandhi fue... ¡victorioso!, demostrando que el hombre injusto se repliega ante una acción superior, cualquiera derivada de Dios, la acción es tan grande que el carácter divino del ser injusto se muestra, y se detiene, arrepintiéndose de su mal hecho.
Esto es un hecho particular, admirable para mi, pues está luchando contra miles de seres oscurecidos por lo que mal llaman “poder”, afortunadamente Gandhi sabía que uno con Dios es la mayoría, nunca lo olvidó.
Sin embargo, creo que nuestra sociedad sería mejor si actos tan particulares (y tan riesgosos cuando no hay fe) no se tuviesen que presentar.
La primera noción de sociedad esta en la familia y desde allí ha de enseñarse la verdad de Dios, lamentablemente el humano inconsciente es muy dado a la afectación por su entorno, y empieza a buscar poderío en su pequeño grupo.
Tengo fe en que, algún día, la familia dejará de ser la representación de la sociedad actual, para pasar a ser la representación de la gran familia que somos todos con Dios.
Ese día estaremos volviendo los ojos al padre, seremos dignos de mirarle, porque hemos hecho de sus consejos acciones reales para nuestras vidas, hemos hecho lo que es agradable a Él.
No olvidemos nuestra naturaleza divina, no imposibilitemos nuestro espíritu, no coartemos la acción de Dios que como buen Padre siempre ha querido lo mejor para sus hijos.
Edison Arley Zapata Torres
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