respondió él- dile a 100 guapas y una cuando menos te va a decir que sí”.
No hay nada malo en no tener éxito: si no logramos lo que nos proponemos,
es porque nos espera algo mejor todavía: una mejor pareja, un mejor trabajo
¡en fin!
Y por otra parte, el temor no tiene sentido ¿por que? Así está diseñada la vida.
Imagínate al papá pez diciéndole a su bebé pez: “Mira hijito, el mundo ideal es
aquel en que el que las aguas están tranquilas, no hay tiburones, no hay
nadie que te vaya a comer, puedes disfrutar de la vida…
Pero las cosas en la actualidad no son así ¡el mundo acuático está muy loco!
Así que cuidado, no salgas del escondrijo porque… ¡te puede pasar algo!”.
Tú como ser humano, entiendes de forma natural que la vida de un pez es
peligrosa… ¡y consideras que el pez papá le diga al pez hijo semejantes
cosas son un disparate! La vida acuática está diseñada así…
O imagínate a la mamá gorrión diciéndole a su gorrioncito bebé: “Mira, el
mundo ideal es aquel en el que puedes volar, comer tus gusanitos, regresar a
casa y volar bien rico cuando te plazca… pero el mundo aéreo, está muy
loco… tienes que cuidarte de las águilas… ¡hasta de chocar con los aviones!
Por eso mejor no salgas del nido muy seguido… ¡y no te arriesgues!”.
Tú como ser humano, entiendes de forma natural que la vida de un gorrión es peligrosa… ¡y consideras que la gorrión mamá le diga al gorrioncito bebé es
un disparate! La vida aérea está diseñada así…
Sin embargo, el bebé gorrión llegará a crecer y disfrutar de la belleza del aire.
Sí, con todos sus peligros, la emoción de volar por todo lo ancho del mundo,
no se va a comparar en absoluto con renunciar a su derecho, a su naturaleza
de abrir sus alas ¡y volar! ¡y emocionarse con la vida!
Si renunciara al don que Dios le dio, el gorrioncito lo sentiría en su interior, y
si no escuchara su vocecita que le reclama cumplir su naturaleza, para lo que
fue diseñado por el Creador… se sentiría deprimido, triste… no feliz.
Y solo tiene dos opciones… arriesgarse y descubrir la belleza de la vida, de la aventura… o callar esa voz, pero el espíritu del pequeño gorrión le va a gritar…
le va a dar dolores de cabeza, enfermedades… como diciéndole “¡o me haces
caso o me haces caso! ¡vuela!”.
¿Conoces personas que se la pasan enfermas todo el tiempo? ¿Qué parecen
farmacias ambulantes? Observarás que su mentalidad no es positiva…
critican demasiado… y se lamentan de todo.
Y el no escuchar su vocecita interna, es lo que les ha orillado a eso.
Las enfermedades del cuerpo frecuentemente son reflejo y gritos de la
infelicidad del espíritu y es la forma en que muestra su descontento ¿de
que otra forma quieres que tu espíritu te grite?
Por supuesto, esas personas lo van a negar y tachar de disparate.
Pero es real. Como para el gorrioncito.
Recuerda que Jesucristo dijo acerca de su padre, que EL se preocupa y alimenta a su creación “mira los lirios del campo, ellos no siembran ni hilan,
pero en verdad les digo que ni siquiera el sabio rey Salomón en su mayor
gloria se vistió tan bellamente como uno de esos lirios”.
Por eso, el optimismo en parte, es creer en tu naturaleza espiritual, y que en el momento en que te arrojes a los brazos de Dios y confíes en él, arriesgándote,
el te proveera de lo necesario y tu camino se hará más claro.
Cuando cifres en otras personas, o en razonamientos de tu cabeza, la razón
de tu optimismo ¡así no funciona! Tienes que arrojarte en los brazos de Dios,
buscarlo en tu corazón, en el silencio de tu alma…
Y es, en ese silencio, libre de razonamientos y tuyos y de otras personas, que
tu espíritu que conoce de su realeza, va a salir radiante… poderoso, a darte la
energía y valor que necesitas.
A mi mismo no me es fácil seguir mis propios consejos. Pero se, que en las innumerables veces que he buscado a Dios y a mi ser en mi corazón… he
tenido respuestas.
Reconozco que muchas veces que he recurrido a Dios… es cuando mi cabeza
y mis razonamientos me han hecho sentir muy mal… no al grado de
enfermedades, pero sí en sensaciones internas de insatisfacción, de que no
encuentro la salida, no se que decisiones tomar, si seguir a mi cabeza… o
escuchar a mi corazón y los problemas se vienen en diluvio…
Es entonces cuando me rindo a mi Dios y Padre, y en las noches acostado
dialogo con EL en secreto y le pido protección y guía…
O en las noches, camino, miro hacia las estrellas, y encuentro la luna, las nubes, la inmensidad… y un profundo respiro… un silencio en admirar la
belleza del firmamento… y mi silencio interior ¡Ah y que delicioso siento
escuchar mi voz interior en esos momentos!
En verdad que cuando miro el firmamento me lleno el alma y me digo:
“Después de admirar la belleza de la inmensidad… ya nada mas me importa
¿que puede importar más que estos bellos momentos?
¿Qué importa más que mirar la belleza del cielo, su pureza, su inmensidad?”
y es cuando recobro la serenidad interior, la fe, la esperanza… ¡y
mágicamente recibo las respuestas!
No me es fácil confiar en arrojarme a los brazos de Dios siempre… pero créeme, es lo único que funciona.
Nada más.
Si fundamentas tu optimismo en tu fe en Dios, te garantizo que nunca
quedarás decepcionado, y que si no obtienes lo que quieres, es porque Dios,
en su sabiduría, te ha mandado por otro camino que te dará más
satisfacciones aún. 1 Tesalonicenses 5:18
"Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros
en Cristo Jesús
Había una vez un hachero que se presentó a trabajar en una maderera. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún; así que el
hachero se decidió a hacer buen papel. El primer día se presentó al capataz,
quien le dio un hacha y le designó una zona. El hombre entusiasmado salió
al bosque a talar. En un solo día cortó 18 árboles.
-Te felicito, dijo el capataz, sigue así.
Animado por las palabras del capataz , el hachero se decidió a mejorar su
propio desempeño al día siguiente ; así esa noche se acostó bien temprano.
A la mañana se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo
el empeño , no consiguió cortar más que 15 árboles.
-Me debo haber cansado -pensó y decidió acostarse con la puesta del sol.
Al amanecer se levantó y decidió batir su marca de 18 árboles.
Sin embargo ese día no llegó ni a la mitad. Al día siguiente fueron 7, luego 5
y el último día estuvo toda la tarde tratando de voltear su segundo árbol.
Inquieto por el pensamiento del capataz, el hachero se acercó a contarle lo
que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se esforzaba al límite de
desfallecer. El capataz le preguntó :
-¿Cuándo afilaste tu hacha la última vez? - ¿Afilar? No tuve tiempo de
afilar, estuve muy ocupado cortando árboles.
Cuántas veces estamos tan ocupados en lo que nos parece urgente, que le restamos tiempo a lo importante.... Te invito a pensar... ¿Cuál es el hacha de
tu vida, que no estás afilando? ¿En qué estás ocupando tu tiempo, a qué le
estás prestando atención? Tal vez estamos tan ocupados en querer llegar al
destino, que nos olvidamos de mirar el paisaje..
Mateo 6:33 "Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas...
Reciban todos las bendiciones de Dios.