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sábado, 3 de marzo de 2012

LA CARTA MISTERIOSA DE JESÚS.... RECIBIDA POR RUTH.



LA CARTA DE RUTH..... Ruth miró en su buzón del correo, pero solo había una carta. La tomó y la miró antes de abrirla, pero luego la miró con más cuidado. No había sello ni marcas del correo, solamente su nombre y dirección. Leyó la carta: “Querida Ruth: Estaré en tu vecindario el sábado en la tarde y pasaré a visitarte. Con amor, Jesús.” Sus manos temblaban cuando puso la carta sobre la mesa. - “Porque querrá venir a visitarme el Señor? No soy nadie en especial, no tengo nada que ofrecerle… “ Pensando en eso, Ruth recordó el vacío reinante en los estantes de su cocina. - “Ay no! No tengo nada para ofrecerle! Tendré que ir a comprar algo. Bueno, comprare algo de pan y alguna otra cosa, al menos.” Se echó un abrigo encima y se apresuró a salir. Una hogaza de pan francés, media libra de pavo y un cartón de leche… Y Ruth se quedó con solamente doce centavos que le deberían durar hasta el lunes. Aun así se sintió bien camino a casa, con sus humildes ingredientes bajo el brazo. - “Oiga, señora, nos puede ayudar, señora?” Ruth estaba tan absorta pensando en la cena que no vió las dos figuras que estaban de pie en el pasillo. Un hombre y una mujer, los dos vestidos con poco mas que harapos. - “Mire, señora, no tengo empleo, usted’ sabe, y mi mujer y yo hemos estado viviendo allá afuera en la calle y, bueno, está haciendo frío y nos está dando hambre, y bueno, si usté nos puede ayudar, señora, estaríamos muy agradecidos…” Ruth los miró con mas cuidado. Pensó que ellos podrían obtener algún empleo si realmente quisieran…. - …”Señor, quisiera ayudar, pero yo misma soy una mujer pobre. Todo lo que tengo es unas rebanadas y pan, pero tengo un huésped importante para esta noche y planeaba servirle eso a Él.” - “Si, bueno, si señora, entiendo. Gracias de todos modos.” El hombre puso su brazo alrededor de los hombros de la mujer y se dirigieron a la salida. A medida que los veía saliendo, Ruth sintió un latido familiar en su corazón. - “Señor, espere!” La pareja se detuvo y volteó a medida que Ruth corría hacia ellos y los alcanzaba en la calle. - Mire: por que no toma esta comida? Algo se me ocurrirá para servir a mi invitado…”, y extendió la mano con la bolsa de víveres. - “Gracias, señora, muchas gracias!” - “Si, gracias!”, dijo la mujer y Ruth pudo notar que estaba temblando de frío. - “Sabe, tengo otro abrigo en casa. Tome este”, Ruth desabotonó su abrigo y lo deslizó sobre los hombros de la mujer. Y sonriendo, volteó y regresó camino a casa… sin su abrigo y sin nada que servir a su invitado. - “Gracias, señora, muchas gracias!” Ruth estaba tiritando cuando llegó a la entrada. Ahora no tenia nada para ofrecerle al Señor. Buscó rápidamente la llave en la cartera. Mientras lo hacía notó que había otra carta en el buzón. - “Que raro, el cartero no viene dos veces en un día.” Tomó el sobre y lo abrió: “Querida Ruth: Que bueno fue volverte a ver. Gracias por la deliciosa cena, y gracias también por el hermoso abrigo. Con amor, Jesús.” El aire todavía estaba frío, pero aun sin su abrigo, Ruth no lo notó.


¿Cuántas veces Jesús a tocado tu puerta y no lo has recibido?
Pon atención cuando alguien toque tu puerta o necesite de ti, escucha tu corazón y entenderás que es Jesús que te viene a visitar. 

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